El Cuahutepochtle o Duende del bosque

Cuahutepochtle
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La leyenda de El Cuahutepochtle es muy popular en la zona de los Volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl pues varias personas como campesinos, leñadores o gente que solo camina por el monte aseguran haber visto a este peculiar ser que es considerado como un guardián del bosque que tiene un buen humor y que le gusta jugar bromas.

Entre las descripciones de su apariencia, la mayoría concuerda que El Cuahutepochtle es muy pequeño, pues ha de medir aproximadamente 60 cm y que incluso puede reducirse hasta casi desaparecer. Tiene una enorme barba blanca y su vestimenta consta de un saco color verde oscuro, unos zapatos coloridos y un sombrero con unas plumas de ave colocadas a modo de adorno.

El Cuahutepochtle y el leñador

Cuentan que una vez, por la zona de San Pedro Nexapa, Amecameca, un señor de edad avanzada se encamino al bosque para juntar un poco de leña y poder hacer fuego para mantener cálido su hogar. Al estar en el bosque, el anciano se percató que alguien lo estaba vigilando, por lo que al girar hacia su izquierda, vio que el Cuahutepochtle lo estaba mirando.  Este tipo de encuentros se repitió por varias ocasiones, sin que una solo palabra se digiera.

Hasta que un día, cansado de recibir ese tipo de sustos, el señor espero hasta muy entrada la noche al duendecillo para encararlo y descubrir que era lo que quería.

Cuahutepochtle solo se aparece en el bosque

En medio de la neblina, el Cuahutepochtle se le apareció una vez más al señor, pero esta vez se dejaba mirar de frente y más cerca. Debido a la impresión, el burro del anciano salió corriendo.

El guardián del bosque comenzó a hablar:

-Soy el Cuahutepochtle, el duende del bosque, señor de los árboles y plantas. Yo transporto las semillas para que germinen y puedo ordenar a los animales cualquier cosa.

– ¿Cualquier cosa? – Pregunto el anciano.

-Si, cualquier cosa- replico el duende.

-Entonces ordénales que me junte leña mientras voy a buscar a mi burro – Dijo el señor.

– Esta bien- Dijo el duende

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Minutos después el señor regreso con su animal y gran sorpresa se llevo al ver un bulto enorme de leña. Muy contento colocó los troncos sobre su burro y se dirigió a su casa mas temprano que de costumbre.

De acuerdo con algunos rumores, el señor comenzó a vender la leña que el Cuahutepochtle le ayudaba a juntar y con el paso de los meses el anciano se hizo rico. Asimismo, la amistad entre los dos iba en aumento pues el señor visitaba todos los días al Cuahutepochtle y le llevaba tamales y atole.

Sin embargo, también se sabe que no siempre ayuda a todos los hombres, simplemente brinda su ayuda aquellos con buenas intenciones o que se encuentran en peligro.

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