Historia que nos cuenta como los deseos de riqueza de una ambiciosa mujer la llevaron a cometer pecado con un clérigo, ocasionando su perdición y su muerte siendo quemada viva.
La casa de la Quemada
Hace muchos años existió una mujer llamada Adelina que gozaba de una mala reputación en el pueblo, pues vivía con su madre en una casa muy humilde y a pesar de ello era una persona sumamente arrogante y déspota con los seres que le rodeaban.
Todos los días repetía que se casaría con un hombre rico y que viviría en una lujosa mansión; por tal motivo los jóvenes que la pretendían solían burlarse de su fantasía y ella enojada les gritaba que cuando ese día llegara, ellos serían sus criados.
Adelina era cocinera en la hostería Los Tres Reyes y tenía tan buen sazón que cualquiera que probara sus guisados quedaba encantado, al grado de volverse un cliente frecuente del lugar.
Debido a esto, tenía muchos pretendientes y no le importaba tener romances con varios de ellos ya que de este modo se enteraba si poseían alguna fortuna. Para su mala suerte, ninguno de estos caballeros era rico ni provenía de una familia adinerada.
En esos días llego a la región el nuevo párroco de la iglesia quien era un hombre de edad madura llamado Juan. Rápidamente las personas lo llevaron a comer a la posada Los Tres Reyes y ahí conoció a Adelina, de quien quedo enamorado debido a su buen sazón, a pesar de saber que cometía un pecado.
El padre y Adelina se hicieron amantes y ella bien sabía que el clérigo le podría cumplir todos sus caprichos pues le había mostrado ser un hombre de dinero. Ellos se veían a escondidas en una habitación que acondicionaron al interior de la posada.
Así transcurrieron las semanas y las personas del pueblo notaron la amistad tan estrecha que había entre éstos dos personajes, al principio lo veían como algo normal, sin embargo pronto las mujeres comenzaron a sospechar y decidieron vigilarlos.
Pasaron los días, hasta que descubrieron que todas las noches llevaban una vida de marido y mujer por lo que la noticia corrió a las casas de todos los habitantes y al enterarse exigieron que se resolviera el problema.
Al ver que no tenían una respuesta inmediata de las autoridades eclesiásticas, la gente se reunió en el centro del pueblo para poner fin al asunto, pues llenos de cólera encendieron decenas de antorchas y se dirigieron hasta la casa donde se encontraba Adelina, quien al escuchar los gritos se encerró en una habitación y espero a que todo estuviera en calma.
Minutos más tarde, los dueños de la posada intentaron apaciguar la ira de los revoltosos, cerrando las puertas y ventanas para evitar que destrozaran el lugar; sin embargo esto resulto contraproducente pues la muchedumbre creyó que protegían a la mujer y eso los enfureció aún más. Por lo que incendiaron la posada quedando en su interior Adelina y sus patrones.
Finalmente cuando la casa quedó consumida, vieron el cuerpo de Adelina atada de pies y manos en un rincón de las habitaciones.
Se dice que los dueños de Los Tres Reyes desesperados por cuidar de su negocio, amarraron a la mujer para entregarla a la multitud pero la gente no permitió que pronunciaran una sola palabra.
Desde entonces los habitantes llamaron a este lugar La Casa de la Quemada pues aseguran que el alma de Adelina anda penando y en ciertas noches se les aparece a todos aquellos que provocaron su muerte.
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